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21 enero 2010

La Peregrina


Por Jolie



El sol de oriente alumbraba el camarote y yo suntuosa era testigo fiel de como las olas agolpaban con compás el sonido de la brisa marina. Ella era lo único que importaba, y él como en un acto de fe me resguardó impaciente en un pequeño estuche como presagiando mi perdurabilidad.

Di Maggio me depositó por fín en un magnifico collar en el cuello de Marilyn una combinación curiosa e ingenua de Hollywood, ojos dulces, actitudes inocentes, malvadas pero sensuales y pose de ninfa pecadora, mescolanza extraña de contradicciones y olor a chanel.

Al final fue un acto de fe fugaz y yo tan sólo una pieza clave donde el amor perdió el brillo, que una gema no otorga, no pasó mucho tiempo para verme rodando envuelta en grandes subastas y exposiciones, porque mi destino era viajar por el mundo. Con apenas 58 kilates y medio he sido testigo de todo, recorriendo épocas, cuellos y palacios con elegancia, pasada de mano en mano con descaro como una mujerzuela codiciada, pero ataviada de cuidado infinito y brillo tanto como una Reina.

Durante mucho tiempo fui parte de las Joyas de los tesoros de España desde que me encontraron en Panamá dentro de ese molusco, las manos de Don Diego de Tebes me resguardaron como un amuleto en el que sus manos me acariciaban intermitentemente sin dañar mi nacre.

Descansé orgullosa como regalo de Bodas en el cuello de María Tudor junto a Felipe II y vi morir herejes, mientras Hans Worth me inmortalizaba en un cuadro incrustada en un joyel. Los momentos vertiginosos de aquellos tiempos estuvieron plagados de guerras, traiciones, ambición de poder, dolor y codicia, rodeada de motivos frutales haciendo honor a mi condición de joya marina, se terminaron mis incursiones fastuosas y festivas entre las manos de un soldado Francés durante la ocupación, pasó mucho tiempo para que yo viera la luz colocada en el cuello de una marquesa escocesa cuando la Reina Victoria reinó en Inglaterra.

Mi brillo y su peregrinar se renovaba con cada portadora. En los años veinte los cuellos de las mujeres eran adornados con largos collares donde protagonista podía rozar sus vientres, siluetas de senos diminutos, favoreciéndolos al caer sin obstáculo alguno. Cartier diseñó un collar especial de rubíes y diamantes después de ser rescatada de una subasta en Shoteby´s muchos años después, hasta que un buen día caí al suelo accidentalmente de mi corte real y fui a parar en las fauces del perro de una Actriz de ojos violetas.

Mi peregrinar ha sido abundante y extenso, he podido adentrarme entre romances de época, llegar a la vida de los mortales con la única intención de seducirlos y dejarlos, un regalo perfecto para mitigar ciertos caprichos o ser fascinación o inspiración literaria, pero aún con el peligro a merced y codicia de muchos, jamás en mi andar he sufrido daño o un rasguño.

20 comentarios:

Patricia Ibarra dijo...

Es la primera vez que leo algo semejante, jamás imaginé un escrito dedicado a un collar o mejor dicho a una perla,de la manera que lo has hecho tú.
No cabe duda hay escritores que no se hacen, nacen con ello en la sangre.

Muy hermoso escrito.

Saludos!

Anónimo dijo...

el valor que tiene ha de ser mas por lo que significa poseerlo, que por el valor preciso de ser una joya...
como sea, quiero una.. quiero ESA!.

=0D

jess dijo...

Es entonces cuando nos damos cuenta que el brillo de algo (alguien?) es lo que despierta el interés y la búsqueda de la pertenencia.

Oh Joe.... fácilmente me hubiera podido enamorar yo de él jaja :P

Me acordé de la peli "El violín rojo"... enoooooorme caray!

Un abrazote!

Anónimo dijo...

que fascinante seria escuchar las historias de vida de los objetos que nos rodean o de los que han pertenecido por generaciones a familias, como la perla que mencionas...
y es cuando el valor de la joya no se mide por su propio valor sino por su historia...
espero haberme explicado... =S
un enorme abrazo

la MaLquEridA dijo...

Hay veces que entre la gente te encuentras una especie de perla negra... tan rara, tan fascinante, tan codiciada pero con el uso o con el trato te das cuenta que solo era color falso y queda a la vista su poco valor.

Aunque hay perlas que es mejor dejarlas instaladas en su concha, je

Digo yo.v

Pelusa dijo...

Asi deberiamos ir todas por la vida, como cuidadas perlas, robandonos las miradas a nuestro paso... Y aunque cayeramos en trances tan dificiles como las fauces de un perro, deberiamos saber salir indemnes de todo, y con nuestro brillo redoblado!

Buena reflexion, Jo!
Besos

Ivanius dijo...

Así sucede. Entre muchos tesoros posibles, alguna perla espera las miradas y las manos que la convertirán en joya: las del orfebre y las de quien la porta... para que luego alguien más narre su historia.

marichuy dijo...

Jolie

Como "La vida secreta de las palabras" (el filme de Isabel Coixet), pero en este caso de una perla negra.

Te decía en la mañana, que ante la imposibilidad de ir a Tahití en busca de sus míticas perlas negras, tendremos que buscar otro tipo de gemas únicas... sean perlas de escritura o, mejor aún, personas.

basilio dijo...

Enhorabuena por tu exposición.
Ya me hubiera gustado a mi acompañarte en esos fascinanates viajes aunque yo fuera disfrazado de pintalabios en el bolso de esa señorita con esos exuberantes pulmones.

.. Âtipik Fräulein.. dijo...

muy bueno, si de verdad q jamas me habia puesto a pensar lo que un objeto pudiera ver a lo largo de su existencia.

lindo

arcademonio dijo...

...y perlas que nunca son halladas siempre escondidas en su concha...nos perdemos su belleza y el placer de contemplar su misterio...me resulta imposible dejar de leerlo una y otra vez...me deleito en cada detalle de la historia...seductora tu manera de escribir...infinitos besos para tus bolsillos...

LUMPENPOETA dijo...

Interesante recorrido de la perla por la historia de amor y vanidades, de poder y arte. Steinbeck inmortalizó su desafortunado encuentro entre pescadores de pobreza y el Indio Fernández, con fotografía de Figueroa la llevó extraordinariamente a la pantalla. Perla actriz. perla en ese cuello de cisne en claroscuro.

Besos Jolie. ¿Serán perla también tus ojos, en el tinte de la noche?

Zereth dijo...

Fascinante recorrido, enlazadas como perlas.

MauVenom dijo...

Ni daños ni rasguños

entre los deseos inconscientes del hombre está ser diamante o perla

para algunos lo importante es el costo... para otros como yo la dureza

para ti Jo, que te equivocaste de siglo y te veo perdida en una vanguardia que no te va, lo importante sería la belleza

eres una chica de finales del siglo XIX, de principios del XX por mucho, no sé si lo has notado, frágil para el amor moderno

guardas en un collar los sentimientos y tus deseos

no lo pierdas.

Besos de mar profundo.

Mariano Magnifico dijo...

Genial historia. Me recuerda a textos de Manuel Mujica Láinez, un gran escritor argentino, que narraba recorridos similares. Saludos.

Canalla dijo...

Cierto... anda por ahí un libro que, creo, se llama Historia de un clip. Que las cosas narren la historia de gente que sólo ha reparado en ellas como un objeto, es interesante. Que esa gente se convierta en personaje secundario para esos objetos, puede llegar a ser inquietante. Bezasos.

Ricardo Miñana dijo...

Excelente texto y muy bonito tu
blog, un pacer pasar a leerte.
que tengas una feliz semana
un abrazo.

JP dijo...

-- esa si que es una aventura luego de nacer en el ostracismo!

malbicho dijo...

me sorprendió el relato, muy bueno, lejos del brillo ruidoso de la bisutería barata

Sergio DS dijo...

Sencillamente maravilloso, brilla por sí solo. Hoy he leído una joya, gracias.