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31 julio 2013

Perfume de Gardenias

Fotografia de Phillip Toledano
http://www.dayswithmyfather.com/#/thumbnails


El pensaba que las leyes de la física no existían en su jardín. Quizá ese fué su primer error. Pretendía regar cada flor con el mayor esmero como si fueran únicas.

Amaba a todas las flores, a todas por igual. Adoraba escuchar lo que la nauraleza le brindaba, darles luz, recibir su oxigeno, mantenerlas con vida.
Hasta que un día no se sabe si la naturaleza o la física le golpearon la cara,  demostrandole que ese jardín era demasiado grande, no podía controlarlo todo, las distancias que ya había abarcado con el paso del tiempo, eran demasiado extensas, incluso para alguien con energías como él que amaba la vida sana y no la sedentaria.  El agua pronto dejó de ser suficiente para abastecerlas a todas y el se había empeñado en abarcarlo todo.

Hoy en ese Jardín hay flores marchitas, de las que sólo se recuerda la hermosura que poseían, las flores se van marchitando aunque no pensaba dejarlas morir.   Dias si, y dias no le contaban secretos que cada una albergaba pero con los años pronto se resignó a solo admirarlas, a ver de lejos como fueron perdiendo su color y brillo, pues el fue perdiendo fuerza también.   Cuando llegaba el verano la mayor preocupación en todos los años que siguieron fué si llegarían vivas al otoño, más que el mismo porque según sus palabras no hay nada mas bonito en el mundo y en esta vida que llegar a conocer a la primavera.
al menos, en esa época después de verla, se quedó dormido quedando solo el aroma de las flores que tanto cuidó.

3 comentarios:

Hasta en el último rincón dijo...

HERMOSO!!!!
Me encantó!!!!

Ese aroma, no se olvida jamás!

Ivanius dijo...

El primer homenaje es su presencia;
El segundo, su aroma.
Pero de todos ellos atesoro el tercero,
Más importante aún,
Que es su recuerdo.
Por eso no me fijo en hojarascas marchitas,
Seguro de que,
En alguna memoria,
son siempre bellas,
Siempre aroma,
Siemprevivas.

"Florilegios" (fragmento), de Ivanius.

MauVenom dijo...


Yo por eso, cansado, abatido o lleno de ánimo

no dejo de regar mis flores

que son lo que me queda cuando todo lo demás se ha ido.

Miro a la ventana esperando, en secreto, cada primavera.