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22 agosto 2013

Nocturno mar / Xavier Villaurrutia








Por Xavier Villaurrutia


Ni tu silencio, duro cristal de roca, 
ni el frío de la mano queme tiendes,
ni tus palabras secas, sin tiempo ni color,
ni mi nombre, ni siquiera mi nombre
que dictas como cifra desnuda de sentido; 

ni la herida profunda, ni la sangre
que mana de sus labios, palpitante,
ni la distancia cada vez más fría
sábana nieve de hospital invierno
tendida entre los dos como la duda;

nada, nada podrá ser más amargo
que el mar que llevo dentro, solo y ciego,
el mar antiguo Edipo que me recorre a tientas
desde todos los siglos,
cuando mi sangre aún no era mi sangre,
cuando mi piel crecía en la piel de otro cuerpo,
cuando alguien respiraba por mí que aún no nacía.

El mar que sube mudo hasta mis labios,
el mar que me satura
con el mortal veneno que no mata
pues prolonga la vida y duele más que el dolor.
El mar que hace un trabajo lento y lento
forjando en la caverna de mi pecho
el puño airado de mi corazón.

Mar sin viento ni cielo,
sin olas, desorientado,
nocturno mar sin espuma en los labios,
nocturno mar sin cólera, conforme
con lamer las paredes que lo mantienen preso
y esclavo que no rompe sus riberas
y ciego que no busca la luz que le robaron
y amante que no quiere sino su desamor.

Mar que arrastra despojos silenciosos,
olvidos olvidados y deseos,
sílabas de recuerdos y rencores,
ahogados sueños de recién nacidos,
perfiles y perfumes mutilados,
fibras de luz y náufragos cabellos.

Nocturno mar amargo
que circula en estrechos corredores 
de corales arterias y raíces
y venas medusas capilares.

Mar que teje en la sombra su tejido flotante,
con azules agujas ensartadas
con hilos y nervios y tensos cordones.

Nocturno mar amargo
que humedece mi lengua con su lenta saliva,
que hace crecer mis uñas con la fuerza 
de su marca oscura.

Mi oreja sigue su rumor secreto,
oigo crecer sus rocas y sus plantas
que alargan más y más sus labios dedos.





Texto obtenido de Los Poetas
Imágen tomada de Internet



08 agosto 2013

Querido:

Querido:                    


Extraño cocinar desnuda frente a ti, sentir tu mirada que me seguía en cada movimiento, tu aroma de mueble viejo y esa maldad tan tuya que me hacía derretirme en cada beso.

Seguro pensaras que no paro de quejarme, y tendrás razón no en vano has tenido el placer de jugar con mi vida a tu antojo, de acostarme bajo tus costillas cada vez que tenías ganas de saborear mi cuerpo, como extraño ese tiempo en que mis rotundos no eran eternos sí que murmuraba en tu oído cada vez que apretabas mis caderas contra ti.

Recuerdo las tardes calurosas en que corríamos a casa a revolcarnos entre las sabanas, muriéndonos de calor y apenas jadeando de tan asfixiados que quedábamos, de tan felices al obtener el placer de poseernos.

Tengo tantas preguntas, sé que donde te encuentras, estas lo más seguro, y espero que cuando leas esta carta te de la misma urgencia de querer estar juntos, pues como te lo he dicho, estas piernas solo se abren ante ti.
¿Por qué  carajos tardas tanto?  



Con deseo V.


05 agosto 2013

Para Viridiana


Por Aparicio.




Para Viridiana yescas.
I.
Me canso de los tranvías
de los urbanos
con su repelente humo
                       de habano
me aburro de vivir,
ser aparentemente normal
sin tener valor de decir
que  mi esófago es  mutante
o contarle al  mundo
de aquella ruptura
de mi cubito y radio 
de  la  infancia
o de aquella  manía 
por el porno argentino.
Me canso de los lunes
y odio  los domingos
aunque son días de sol. 








Imagen tomada de Internet.